¿Se han preguntado alguna vez por qué la cabeza es redonda? Así comencé el pasado miércoles mi conferencia "Juguemos" para la convención anual de FOCUS Ediciones. Evidentemente algunos se aventuraron a contestar que era para facilitar la salida del bebé en el parto, o incluso que respondía a la forma del cerebro. Pero nadie fue más allá, nadie se acercó a lo que Francis Picabia defendía: «nuestra cabeza es redonda para permitir al pensamiento cambiar de dirección».
Esta idea y otras extraídas del fantástico artículo que Helena López-Casares y Guillermo Barral han escrito sobre la creatividad ya forman parte de mi argumentario disciplinar.
"Los primeros años en la vida de una persona son como ir montados en las botas de siete leguas, por los grandes cambios y las superaciones tan cruciales que experimentamos. Venimos al mundo procedentes de un habitáculo acuoso, silencioso y oscuro, y en cuestión de instantes nos adaptamos al exterior. A partir de ahí comienza un viaje en el que nos trasformamos por días, dando paso a los años de la adquisición de la capacidad de caminar, del habla, del reconocimiento de los demás, de uno mismo, del sentimiento de pertenencia a un núcleo y, por supuesto, son los años en los que iniciamos nuestra socialización corporativa. Es decir, comenzamos la etapa escolar.
Es en esta fase cuando tomamos conciencia de que nuestro entorno familiar, que nos protege y en el que estamos seguros, no es el único lugar en el que vamos a estar el resto de nuestra vida, sino que tenemos que interactuar con otros, seguir las normas de un sistema y adquirir el sentido de la responsabilidad, siendo, salvando las distancias, algo parecido a una organización. Pero es aquí también donde algo pasa con la creatividad y se confina la generación incansable de ideas."
Es increíble que el mayor piropo a unos progenitores cuando somos pequeños es decirles "pero qué cambiado está" y que sin embargo de "mayores" castiguemos precisamente el cambio y convirtamos el mayor halago en la frse "estás igual".
Evolucionar es algo negativo para la sociedad ya que no entra dentro de sus normas. Tu etiqueta debe servirte para muchos años. ¿Pero qué pasa cuando te compras unos zapatos y sigues creciendo? Que esos zapatos te hacen daño y te impiden cumplir su función natural, que puedas caminar. Fijate que cuando alguien adulto decide reorientar su vida y cambiar de una manera significativa solemos pensar "a éste se le ha ido la cabeza".
Debemos intentar que nuestra cabeza y nuestras empresas cambien el cemento de sus rígidas estructuras por una materia mucho más maleable y viscosa, por ejemplo "el blandiblup".
Rompe con las normas y juega, o como bien dicen en dicho artículo:
"En este juego empresarial, para relacionarnos con los demás hay un elemento esencial que ya desde la infancia está presente: el lenguaje. Al ser la empresa por definición un juego de muchos, no como el solitario de nuestro ordenador, nuestro código de interrelación con los demás es la comunicación verbal y no verbal. Fijémonos en la primera."
"Frases como «déjame pensar en algo»; «veremos qué se puede hacer»; «buscaremos otro camino»; «le estoy dando vueltas» o «recuerdo que, aunque no fue exactamente igual, en otra ocasión propusimos ideas para resolver un problema semejante» nos ofrecen una imagen del emisor bien diferente del que proclama cosas como «no hay ninguna alternativa», « qué quiere que yo haga”, «ese no es mi problema», o «siempre se ha hecho así»."
Pero evidentemente hay que tener en cuenta lo siguiente:
"Lo esencial es darse cuenta de que dentro de la empresa, como dentro de cualquier otra organización, todo tiene una capacidad limitada a priori excepto el potencial de las personas que en ella trabajan:
- Los recursos financieros se estiran pero…, pregúntele al director de finanzas si son infinitamente elásticos.
- Y qué decir de otros recursos como la tecnología. ¿Se imaginan a un responsable de TI diciendo aquí no hay límite que valga? Pida por esa boquita que se desarrollará lo que queramos y lo que no, se comprará.
- ¿Pero y las personas que trabajan en la empresa? Claro, en cuanto a número sí que habrá un límite, las contrataciones nunca tienden a infinito pero…¿y en cuánto a potencial creativo? Les contestamos sin dudarlo: En eso no hay límite que valga, sólo se trata de favorecer las condiciones que permitan a esa creatividad crecer en un clima de confianza y a favor del talento, como motor del desarrollo. Esta nueva forma de pensar hará que lo que parecía imposible pueda tener soluciones y se abran alternativas nuevas."
Por lo tanto, no dudes en explotar tu creatividad y tu talento, juega como cuando eras niño, rompe los paradigmas y diviértete, eso te hará crecer fuerte y sano.
Felicito a ambos autores por tan excelente artículo y espero que podáis difrutar de él en los medios que se está publicando. Aprender de otros compañeros y compartir nuestras experiencias son sin duda, el principio de un juego muy valioso para todo profesional que se precie.
¡Diviértete, juega y crece!
martes, 3 de junio de 2008
Explota tu creatividad
Publicado por
Rubén Turienzo
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario