Como los tacones de Dorothy.
Los tacones de Oz cosechan éxito tras éxito. Comenzaron con las opiniones y feedback de los primeros lectores. Luego llegaron los estupendos dibujos de Diana Rodríguez y el prólogo de Elena carantoña. Semanas después y con el libro ya en la calle, las opiniones favorables han ido aumentando con carácter exponencial. Varias personalidades muy relevantes se han rendido ante los fabulosos ojos y el pelo rojo de su protagonista. Pero la cosa no termina ahí.
Existe interés de una productora para llevar al cine la fabulosa historia. Se están negociando los derechos para traducción y venta en el extranjero. Y para mí lo más importante, la opinión de las personas que lo están leyendo siguen llegando a mi mail cada día.
Gracias por vuestras palabras, apoyos y críticas.
Para agradeceros este detalle, subiré (con permiso de la editorial) un pequeño fragmento de uno de los capítulos que creo que hoy me vendrá bien leerlo y quiero compartirlo con todas las personas que seguís el blog:
"El sábado por la mañana, me puse ropa cómoda y, tras llamar a mis familiares y amigos para contarles como estaba y ponerles al día de mi vida, me dispuse a ir a dar una vuelta por la Sexta Avenida. Tras un largo e intenso paseo, desayuné un capuchino y una tarta de queso con arándanos en la cafetería que hace esquina entre la gran Avenida y Broadway. Ese momento siempre era especial, me sentaba tras el cristal a observar cómo la gente caminaba por la gran avenida. Los cientos de turistas y sus frenéticas cámaras de fotos no dejaban de disparar a todo lo que se movía. Me hacía gracia pensar que días más tarde, esa pareja, decidiese poner en el salón de su casa la foto que estaban inmortalizando en este lugar. Y en ese momento, si me pudiera fijar en la cristalera que se ve al fondo de los jóvenes, me hubiera visto disfrutando de mi café, tranquila y feliz para siempre. Terminé de desayunar y seguí paseando.
Seis manzanas más allá y a un paso de Times Square, entre las calles 40 y 42, descubrí el que se más tarde se convertiría en mi rincón preferido de la ciudad: Bryant Park.
Estaba situado junto a la biblioteca pública, lo cual siempre era una satisfacción cuando venías a documentarte para una nueva campaña, y era el parque más grande del Midtown Manhattan. Creo que lo que más me gustó de este lugar era que, al conocer su historia, desprendía un fuerte espíritu de versatilidad y adaptación al cambio.
Al parecer, había sido cementerio durante veinte años, hasta que el desarrollo urbanístico llegó hasta esta parte de la ciudad. Apenas diez años después de su cierre, fue el lugar en el que se celebró la primera Exposición Universal en Nueva York a mediados del siglo XIX. Para tal evento se construyó un palacio de cristal que fue destruido por un incendio seis años después.
A finales del siglo XIX, el parque necesitaba una reconstrucción, pero no fue hasta que pasó la Gran Depresión, cuando el comisionado de parques, Robert Moses, decidió reconstruirlo con un diseño de Lusby Simpson. A pesar de los intentos porque el parque fuera un lugar tranquilo de descanso, fue degenerando al ser frecuentado por delincuentes y mendigos en los años setenta. El Bryant Park tuvo que ser reconstruido de nuevo a finales de los ochenta para reabrirse de nuevo al público en 1992.
Ahora era un sitio verde y tranquilo, perfecto para descansar, pasear y leer. Además, contaba con una red WiFi que lo convertía en un gran lugar para seguir conectada y trabajar desde aquí. Sin embargo, este fin de semana no tocaba trabajar.
Tras mi paseo y descanso en el parque, decidí pasarme por el Juvenex Spa y darme un masaje relajante para aliviar las tensiones acumuladas . La increíble sensación de las piedras en mi espalda consiguió, sin ninguna duda, calmarme y vigorizarme.
Una ensalada de canónigos y un sashimi de salmón, increíblemente servido como una rosa de manzana y pescado en el Bann, me dejaron plenamente satisfecha.
Para finalizar mi día decidí caminar tranquilamente hasta casa. Es increíble comprobar el paso de las horas mientras me entretenía mirando escaparates, edificios y carteles promocionales.
Cuando, por fin, llegué a casa, y mientras me daba una reconfortante ducha, pensé en lo maravilloso que había sido el día. Notaba lo bien que le había venido a mi cuerpo y a mi mente el poder descansar. Me sentía fresca, mimada y plena. Todos necesitamos dedicarnos algún día a nosotros mismos y desconectar.
Dicen que los vikingos adoraban el descanso. Para ellos era importante dejar descansar a los guerreros y sentenciaban a aquéllos que interrumpían el sueño de los más valerosos del poblado. Sabían y comprendían que toda persona necesita reposar el cuerpo para ser más eficiente en su tarea. Pero lo más sorprendente es que también promovían el descanso psicológico o mental. Evitaban cargar de tensión o de demasiada información a sus marineros para que tuvieran mucho más claras la visión y misión de su campaña. Eran conscientes de que una mente reposada y fresca tenía más reflejos, estaba mucho más preparada para discernir correctamente y encontraba de una manera más resolutiva una solución a los problemas.
En aquel momento me sentía como una vikinga, a mi manera, claro. Sabía que la batalla comenzaba ahora y que todo estaba preparado. Tenía claras cuales eran mis armas, incluso esperaba más o menos por dónde me iba a atacar el enemigo. O eso creía, porque los siguientes días me deparían alguna que otra sorpresa que me hicieron cambiar, y mucho, mi planteamiento inicial.
No sé si sería por la imagen de la batalla o debido a que el casco y la armadura pesaban mucho, pero, irremediablemente, unos segundos después de secarme el pelo, caí rendida a los brazos de Morfeo."
Pronto llegarán las vacaciones y si algo debo aprender de Dorothy es que debo descansar. Ya han sido varias personas las que así me lo han pedido tanto por mail como telefónicamente, así que he decidido tomarme el mes de agosto completamente de vacaciones.
Pero no os quedaréis sin entradas al blog. Ya que intentaré dejar programados varios post de los blogs que considero que hay que seguir y leer. Entradas que refrescarán un poco nuestra visión y aportarán sin duda nuevas herramientas y opciones.
Todo está saliendo bien y estoy feliz por ello. Descansaré en Agosto, pero... Aun me quedan 5 post jejeje!
viernes, 25 de julio de 2008
Emociones de color rojo
Publicado por
Rubén Turienzo
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