martes, 19 de febrero de 2008
Equivócate, serás excelente!!
Ser excelente es levantarse cada vez que se fracasa con un espíritu de aprendizaje y superación
Carlos A. Madraza decía: "Conozco dos tipos de hombres: los que nunca fracasan y los que tienen éxito". Por supuesto, los primeros nunca fracasan porque nunca intentan nada; en cambio, los segundos acumulan tal cantidad de fracasos que a través de ellos aseguran el éxito."
Si usted solamente intenta lo que está seguro que le va a salir bien, le puedo predecir que logrará pocas cosas en la vida. Si intenta muchas cosas y algunas le salen bien, también le puedo predecir que usted será un triunfador.
Existe una empresa fabricante de alimentos enlatados que me llama la atención por su filosofía del éxito. Para lanzar un producto nuevo al mercado debe pasar previamente por una batería de mil pruebas para asegurar su éxito. Cuando se encuentra en la prueba número uno y el producto fracasa, hacen sonar una sirena y el altavoz empieza a anunciar que se encuentra ante un fracaso. Su razonamiento: "A la primera falló, le falta todo para perfeccionar y al primer intento ya localizamos en qué deberemos mejorar". Si el producto se encuentra en la prueba número 1,000 y falla, entonces en el patio de la empresa disparan un cañón con una bala de salva y echan a volar literalmente las campanas y el altavoz anuncia que se encuentran ante un fracaso extraordinario. Su razonamiento: "Están a un solo intento de lograr un producto de Excelencia". Esto refleja su espíritu de aprendizaje corporativo.
El fracaso significa la forma equivocada de hacer las cosas, y por contraste nos señala el camino de cómo se deben hacer para que obtengamos los resultados deseados.
Desafortunadamente, la mayoría de las personas se consideran productos perfectos. Ya no pueden mejorar y han perdido la capacidad de cambio para ser mejores. Recuerdo a una persona que en alguna ocasión me decía: "Antes me creía bueno, ahora estoy convencido de que soy perfecto", y es lo que denomino el síndrome del producto terminado, el ser que ha perdido la dinámica del cambio para superarse, y el que deja de mejorar deja de ser bueno.
El fracaso asimilado hace el tejido, la textura del éxito. Los triunfadores saben que es el camino más seguro para lograr lo que deseamos.
La madurez es la gran capacidad del ser humano de cambiar para ser mejor; el ser siempre joven es aquel que no ha detenido su crecimiento y día a día busca su superación; es el que sabe decir genuinamente cuando desconoce un tema: "No sé", y esto le llega una gran cantidad de información que lo enriquece y que le asegura su permanente desarrollo.
La Excelencia es cambiar para mejorar. Mejorar es madurar. Madurar es irse creando a sí mismo sin fin.
No se detenga, siga adelante. El crecimiento es permanente y en la vida el poder destacar solamente está permitido para aquellos que tienen la osadía de buscar su superación día con día. Hoy es el momento, aquí y ahora decida los cambios, sea humilde para aprender y le aseguro que la cima de la Excelencia estará a su alcance.
Publicado por
Rubén Turienzo
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