El planteamiento de este verano era sin duda peculiar. Lo tenía todo planeado, sabía lo que iba a hacer, cuándo lo iba a hacer y con quién lo iba a hacer. Pues bien, si ese hubiese sido un objetivo, el resultado final es obvio: Habría fracasado.
El planificar las cosas sin duda te da garantías, te resguarda de las incertidumbres, te elimina posibles temores y seguramente destierra la mayoría de los miedos, o así debería ser. Pero ¿Eso te garantiza que disfrutes más o mejor?
Nadie puede evitar que la cena en el restaurante en el que llevabas meses en lista de espera te siente mal, nadie puede eliminar los atascos producidos en por un accidente de tráfico y que te obligan a perder un vuelo, nadie te garantiza que el viaje que tienes pagado desde hace semanas cumpla tus espectativas. Entonces, ¿por qué nos empeñamos en dejar todo atado con mucho tiempo? ¿porqué parece que si no tenemos TODO controlado algo estamos haciendo mal?
Evidentemente, hay que ser previsor, adelantarse a los acontecimientos, prepararse para lo peor que te pueda pasar y prevenirlo y todo eso que les explicamos un día sí y otro también a quienes asisten a los cursos de liderazgo, pero ¿alguna vez has dejado llevarte por la incertidumbre?
Creo en las personas plenamente preparadas y para ello creo en la experimentación de las emociones y sensaciones. Y una de las experiencias a las que menos acostumbrados estamos es a la incertidumbre. Quizá por que primero nuestros padres, después nuestros profesores, en algunos casos nuestras parejas y seguramente nuestros jefes, nos van dirigiendo día a día "por nuestro bien" y resguardándonos de los imprevistos, el individuo no está preparado para gestionar correctamente el ¿y ahora qué?
Como ya he dicho alguna vez, conviene recordad la cadena que comienza con la falta de información.
La falta de comunicación o de información, genera incertidumbre. Esa incertidumbre la rellenamos con nuestros propios miedos. Al estar en un escenario de miedos, comenzamos a desconfiar y esa desconfianza la transformamos en falta de comunicación para comenzar de nuevo el ciclo.
Todos los gurús nos enseñan técnicas para no tener incertidumbre y todos se basan en la preparación previa, en tenerlo todo previsto, en planificar los escenarios, y por supuesto tienen razón pero me surge una pequeña duda. ¿No sería mejor, aprender a gestionar la incertidumbre en si misma? o incluso ¿Podemos disfrutar de la incertidumbre?
Este verano finalmente no he hecho prácticamente nada de lo que tenía pensado, pero hubo un día que sin lugar a dudas se llevo la palma. Mi viaje relámpago a la Expo de zaragoza. Tras desplazarme a Valencia por un trabajo urgente (sí, ya sé que dije que descansaría todo el mes) y preparándome para la invitación de unos buenos amigos a las fiestas de moros y cristianos en Paterna, una llamada me trastocó todo. Debía dirigirme a Zaragoza, concretamente a la Expo a realizar algunas cosas no importantes en este momento. Lo importante fue que acompañado de unos buenos amigos, hicimos el viaje, llegamos a la magnífica exposición, y mientras nos llovía todo lo que le puede llover a alguien en dos horas, disfrutamos de una agradable cena, muchas risas y un increíble chocolate belga casi a la hora de las brujas.
Fue todo muy divertido y bastante enriquecedor, pero ahí no terminó el plan inesperado. A la vuelta y mientras a mí me esperaban unas horas más tarde en las mencionadas fiestas, decidimos aprovechar para parar en Teruel (que sí existe) y descubrí un rincón de España, que si bien fue de manera rápida, me ofreció varias anécdotas, bastante información cultural y un exquisito debate sobre si los amantes se tiraron o no del puente.
No sabíamos dónde íbamos, no sabíamos qué nos encontraríamos y esa sensación fue genial.
Es cierto que en el día a día, y sobre todo si hablamos de lo profesional, la incertidumbre no es buena compañera de viaje, pero ¿no deberíamos preocuparnos más por convertirnos en personas con recursos y no tanto en adaptar los escenarios a nuestra personalidad o apetencias? Sinceramente, creo que todos y todas saldríamos ganando y seríamos más eficaces, resolutivos y felices.
martes, 2 de septiembre de 2008
El plan inesperado
Publicado por
Rubén Turienzo
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