martes, 27 de mayo de 2008

El informe NOMBRA

El lenguaje es cruel y tiene la facilidad de soterrar o hacer que algo no exista, pero domingo pasado en una comida con varias mujeres inteligentes, valientes y retadoras descubrí algo fundamental que espero poder difundir gracias a todos aquellos que leéis este blog.

¿Os habíais fijado alguna vez que si hablamos del ser humano, hablamos de "hombres" y si queremos hablar del profesorado nos referimos a "los profesores"?

El instituto de mujer y su comisión asesora sobre el lenguaje (NOMBRA) crearon un informe con el fin de explicar con algunas fórmulas imples cómo podíamos utilizar un lenguaje que ni oculte, ni discrimine, ni infravalora, ni quite la palabra a nadie y por supuesto, ni sbordine ni someta. El informa NOMBRA, del que haré un pequeño resumen e invito a que leáis con atención gracias al link que incorporo al final del texto.

Fruto de una investigación del uso de nuestro idioma, pretenden demostrar que es preciso pensar en un lenguaje que está por encima de lógicas, que a pesar de haber sido predominantes, no son las mas sensatas para dirimir cuestiones de interés central para el lenguaje.

La lengua es un concepto vivo que evoluciona y se adapta a los usos y escenarios que sus ciudadanos viven. Las lenguas que no evolucionan es simplemente porque su uso ya no es tal, como por ejemplo las lenguas muertas. Si esto no ocurriese, en vez de castellano, hablaríamos latín. Preguntarse por tanto, si el cambio es bueno o deseable, o por el contrario condenable, es simplemente, un sin sentido.

La creencia cada vez más pujante de que la existencia de las mujeres debe ser nombrada con el reconocimiento y la valoración de su papel en la vida privada y pública es un cambio social real que debe ser abordado.

Sin embargo, aun utilizamos la palabra "hombre" como genérico del ser humano, "vecino" para una congregación de personas o "ciudadanos" para nombrar a los habitantes de un lugar... ¿no falta algo? ¿no se está excluyendo a las mujeres en dichas acepciones?

Son necesarios pues, cambios en el lenguaje que incluyan a las mujeres. Eso cambios no deben cejar por la inercia o el peso de las reglas gramaticales. Pero esto no signifacará hacer un discurso doble (vecinos y vecinas, compañeros y compañeras...) Nuestra lengua es lo suficientemente rica como para usar términos y recursos que nombren a mujeres y hombres por igual.

En el informe aclaran que existen palabras masculinas y femeninas como "tierra" o "mundo", pero que en el uso de esas palabras para definir un grupo de personas siempre utilizamos las masculinas, provocando así la ocultación y discriminación que antes mencionábamos.

Sabemos que existen palabras que se refieren a hombres y mujeres por igual y en su uso correcto se justifica este informe. Palabras como "vecindario", "el pueblo vasco" o "personaje" siendo masculinas no excluyen a las mujeres, al igual que "persona", "victima" o "gente" no ocultan a los hombres siendo vocablos femeninos.

Aunque también se defiende que utilizar "niños y niñas" o "vecinos y vecinas" no significa la duplicación del mensaje, me quedo con el intento de usos como "vecindario" para incluir a ambos sexos.

El uso de genéricos reales economiza y hace un discurso más justo para la sociedad (antes habría dicho "para todos"). "El alumnado", "el profesorado", "el vecindario" son genéricos no excluyentes que nos facilitan el ahorro de palabras y la justicia del nombramiento de toda la ciudadnía, independientemnte del género. Algunos ejemplos los vemos en el siguiente cuadro:

















Otro recurso que podemos utilizar son los abstractos. Sería más correcto hablas de "la redacción" que de "los redactores", de "la dirección" que de los "directores" o del departamento de traducción que de "los traductores".

El uso de nuestro lenguaje comete una y otra vez estos fallos "Se requerirán titulados oficiales" en vez de "titulación oficial", "El trabajo del hombre transforma la naturaleza" en vez de "El trabajo humano".

El informe nos enseña cómo podemos mejorar, como podemos utilizar un lenguaje más justo y sobre todo, más correcto. Yo por mi parte, me pongo a trabajar para que a partir de ahora mis "errores sean mínimos", y prometo revisar mi libro "Los tacones de Oz" y corregirlo si es necesario para ediciones posteriores.

Todos debemos colaborar por una sociedad igualitaria.

http://www.mtas.es/mujer/publicaciones/docs/nombra.pdf

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